25 nov 2018
Denles de Comer.
Más de cinco mil personas se alejaron de los
poblados por seguir a Jesús y escuchar su predicación.
La tarde estaba cayendo. Los apóstoles se alarmaron
y le dijeron a Jesús que despidiera a la gente para que
fueran a buscar alimentos. El Señor les salió con algo
que ellos no se esperaban; les dijo: Denles ustedes de
comer. San Juan recuerda que Felipe se puso muy
tenso y dijo: Ni con doscientos denarios alcanzaria
para darles de comer a tantos (Jn 6,7). Felipe se basó
en las matemáticas. Según su lógica no había una
salida para la solución del problema en aquella
oportunidad. Andres, por el contrario, se metió entre
la gente, y regresó con un canastito; se lo presentó al
Señor y le dijo que un muchacho había donado cinco
panes y dos peces para colaborar con algo. Al Señor
le bastó aquel gesto para multiplicar los panes y peces,
y darles de comer a todos. Y sobraron doce canastos.
San Juan, expresamente, afirma que el Señor les
puso una prueba de fe a sus apóstoles en esa
oportunidad, pues ya sabía lo que iba hacer. Felipe
perdió el examen acerca de la fe. Su lógica, puramente
matemática, no le dio ninguna solución. Andrés con
su diminuto canasto no pensó que iba a resolver el
problema. Pero su intención no era ésa. Andrés había
estado en Caná y había visto lo que Jesús podía hacer.
Por eso lo estaba provocando. A Jesús le agrada que
le provoquemos con nuestro canasto de fe. Eso fue lo
que hicieron nuestros grandes santos, que, sin tener
grandes bienes, les dieron de comer a muchas
personas. Ellos pusieron su canasto de fe y vieron
cómo los panes se multiplicaban. Eso es lo que nos
pide constantemente, el Señor a nosotros. Pero,
lastimosamente, nos parecemos más al complicado
Felipe que al sencillo Andrés.
Texto Tomado del Libro:
Vivamos el Padre Nuestro
Autor: P. Hugo Estrada, s.d.b.
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