30 nov 2018
Primera Parte.
Jairo, Régulo y Un Capitan
Jairo, Régulo y Un Capitan
no somos ecuánimes: para actuar, siempre hay
algún móvil que nos inclina hacia la derecha o
hacia la izquierda. Dice la biblia que Dios no
tiene "favoritismos (Hch 10, 34); por eso mismo,
no deja de impresionarnos que en el Evangelio,
cuando algunas personas acuden a Jesús, pidiendo
algún favor, no les responda a todos de manera
igual. Centremos nuestra atención en tres
personajes que se acercaron a Jesús pidiendo casi
idéntico favor. A dos de ellos se les concedió la
gracia al punto; al otro se le pusieron trabas: se
le hizo esperar. Qué pensar de esta manera de
actuar de Jesús? procuremos internarnos en el
misterio de Dios con nuestra escasa Luz.
Jairo
El primer personaje se llama Jairo; es el jefe
principal de la sinagoga judía. Para él Jesús es
un hereje peligroso. En el momento de la
tribulación, se traga su orgullo y sus prejuicios, y
acude a Jesús como un derrotado; su corazón
está totalmente vacío de orgullo; le suplica a Jesús
que vaya a su casa porque su hijita está
gravísimamente enferma.
Cuando va de camino hacia la casa, le dan la
noticia fatal: la niña ya murió. Jairo se queda
mudo. Es Jesús quien toma la iniciativa y lo
anima: "No temas; solamente ten fe" (Mc 5, 36).
Llegan a la casa y Jesús resucita a la niña.
Nuestras trabas mayores, al acercarnos a Dios,
en la oración, son nuestro orgullo y la desconfianza.
Acudimos con un "tal vez" muy escondido en
nuestra subconsciencia. Llegamos con exigencias,
como que Dios estuviera en la obligación de
doblegarse ante todo lo que nosotros le pedimos.
El vaciamiento de nuestro orgullo es algo indis-
pensable para que nuestra oración pueda ser
agradable a Dios.
Texto Tomado del Libro:
Personajes del Evangelio.
Autor: P. Hugo Estrada, s.d.b.
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